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Castillo de Monfragüe

En lo más alto de la cordillera que cruza el parque nacional, encontramos este fantástico mirador.

Abrir mapa Torrejón el Rubio (Cáceres), España

El paisaje que se divisa desde lo alto de la torre es magnífico y embriagador.

El parque nacional de Monfragüe es uno de los iconos turísticos de Extremadura. Y dentro del propio parque, más allá de la contemplación de aves, hay lugares que no podemos dejar de visitar. Y uno de ellos es el Castillo de Monfragüe. Realmente no queda demasiado de esta fortaleza, pero tan poco importa mucho, ya que para el turista su mayor valor es el paisajístico. Apenas queda en pié un par de torres (a las que podemos subir) y desde donde se contempla la totalidad del parque. Al subir nos encontraremos en el punto más alto de la cresta de la cordillera y, os puedo garantizar, que las vistas son excepcionales y va a merecer mucho la pena subir. 

Subida a la ermita

La subida al castillo es cansada y obligatoria al mismo tiempo. Podemos dejar el coche en el primer aparcamiento o subir con él hasta el último aparcamiento (siempre que no estén ocupadas las pocas plazas que hay para dejar el coche). A partir de aquí comienza una gran escalinata (perfectamente acondicionada) para subir a lo más alto. Pero al llegar, no solo encontraremos los restos del castillo sino también una pequeña ermita donde los vecinos de Torrejón el Rubio realizan romerías y rezan a la Virgen de Monfragüe. Como curiosidad, debes saber que se trata de una figura muy antigua que fue traída de Palestina por caballeros cruzados. Esta ermita es también uno de los símbolos del parque y disfruta de las maravillosas vistas del parque desde lo alto. 

El castillo

Se trata de una construcción árabe (del siglo IX) destinado a defender el paso a través del Río Tajo. Cuando llegaron a estas tierras, los árabes le pusieron nombre, “el abismo” (Al-Monfrag) y construyeron la fortaleza sobre antiguas ruinas Celtas. Posteriormente, tras la reconquista pasaría a manos cristianas. De todo aquello ya solo quedan los resto de la muralla, una barbacana, un aljibe árabe y dos torres (que pareciera que no tienen que ver nada la una con la otra). Ambas torres se han rehabilitado y son accesible para cualquier turista, convirtiéndose en maravillosas atalayas destinadas a la contemplación del parque.